Un día a La Lupe le dio por corregir la que acaso sea la más común y preocupante de las imperfecciones fonológicas del español de por estas longitudes. En Dueño de mi corazón, entre adoloridos clics, podrá oírse su gallardo esfuerzo correctivo. No tardará, sin embargo, en cundir un desperdigado seseo de eses y de zetas (setas). Es natural que las aguas vuelvan a su cauce. Mi mujer sostiene que debe ser algo así como el encuentro de dos mundos que, en medio del caos inicial, intentan dialogar "de /korazón/ a /korasón/".
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