Monday, November 11, 2013

Notas emboscadas

Lágrimas y lágrimas, desengaños, engaños nuevos, renovados desengaños. Enjambres de súbitos pastores (y pastoras) no curtidos para los apriscos incultos, que confían al monte sus despechos, que en el monte sufren y sollozan sin cesar y sin mengua de sus bellos atributos (son montes edénicos, con río, desprovistos de alimañas, calores y nevadas, polvo y lodazales). Pastores (y pastoras) que no mucho antes moraban en la “principal y antigua ciudad de León”. Refinados pastores (y pastoras) a quienes ha reunido el azar infalible; que leen y releen sus cartas de amor con inalterable frenesí; que cantan la pérdida de sus amadas (y amados) al son de rabeles y zampoñas. Hordas de pastores (y pastoras) acogotados de suspiros, que en el mismo monte recitan sonetos bien escandidos, y, en recitando, se juran más solos que Sirio.

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