Wednesday, December 12, 2012
Chico en la panadería
Está en una esquina. La libreta abierta. A la espera. Sus dos personajes llegarán, o no, a la esquina de enfrente. Si llegan, los detendrá, escribe en su libreta, la luz roja del semáforo, y tal vez se besarán sin dilatarse en efusiones. Escribe que mientras los espera ―aunque no sabe si llegarán― una ráfaga de viento levantará los faldones de su gabardina (le da una ojeada para constatar que, en efecto, es de un marrón viscoso). Escribe que las nubes se alejarán como gente corriendo a la parada; que lo distraerá la irregularidad, hoy, de sus es, unas veces en cursiva, otras en molde; que si se distrae habrá cosas que dejará de apuntar, por lo cual volverá, supone, a esa esquina, la libreta abierta, a la espera de sus dos personajes, que llegarán, o no, a la esquina de enfrente (y si llegan, escribirá en su libreta, los detendrá la luz roja del semáforo, y tal vez se besarán sin dilatarse en efusiones). Escribirá que escribe que mientras los espera ―sin saber si llegarán― una ráfaga de viento levantará los faldones de su gabardina (a la que dará una ojeada para constatar que, en efecto, es de un marrón viscoso). Escribirá que escribe que las nubes se alejan como gente corriendo a la parada, que lo distraerá la irregularidad, entonces, de sus es, unas veces en cursiva, otras en molde; que si se distrae habrá cosas que dejará de apuntar, por lo cual volverá, supone, a esa esquina, la libreta abierta, a la espera de sus dos personajes, que llegarán, o no, a la esquina de enfrente (y si llegan, escribirá en su libreta, los detendrá la luz roja del semáforo, y tal vez se besarán sin dilatarse en efusiones). Ahora se imagina cerrando la libreta; ahora sus dedos teclean un abracadabra que abre la caja registradora (al abrirse, una campanita hace din).
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